jueves, 31 de diciembre de 2009

Como una brasa

Si cerrás los ojos la ves,
ahí está tu mamá,
junto al ventanal,

te mira con serenidad que acaricia,

te sonríe
y sigue entre sus telas.
Si hacés silencio escuchás los trinos,

lo vas a ver,
ahí está tu papá,
revoloteando
entre pájaros y peces.
Los sentís?

Están allí,

acá,

donde estés,

como leño encendido.
PORQUE NO HAY AUSENCIAS
CUANDO ARDE EN EL RECUERDO

COMO BRASA... TU CASA.


(Feliz año amor, este es mi regalo... tu casa, tu infancia, ellos, que siempre estarán, como un leño ardiente, que nunca se apaga)

jueves, 24 de diciembre de 2009





Hola AMOR MIO, AQUI ESTOY, METIENDOME EN TUS COSAS, EN TU VIDA...PERDON PERO, ES MAS FUERTE QUE YO, pero este vampiro que te ama es asi, se que vendran dias, meses años siglos y futuras vidas mejores JUNTOS. Nunca te dije algo por compromiso, siempre fui genuino, saliera como saliera, pero quiero que sepas que nunca deje, ni dejare de amarte, por que como dice la cancion...sucede que a veces la vida mata pero no tanto y sucede tambien que sin saber ni como ni cuando, algo te eriza la piel y te rescata del naufragio, seguiremos teniendo tormentas que apagan el televisor, abrazos que incendiaran la aurora del oeste, y hoy AMOR MIO...CENO CONTIGO...HOY REVOLUCION.
TE ADORO...TE AMO....ALMAFUERTE, ANGEL, QUICO O COMO ME QUIERAS LLAMAR.
AQUI ESTAMOS MI AMOR...AQUI ESTOY.

Eterno resplandor



Un regalo de navidad para los pocos que entran a este blog, una de las razones es que su creadora, quien escribe en este momento, se ha quedado sin inspiración, mente en blanco... es triste este estado, pero no si lo tomo como el estado latente de una semilla que sólo espera que llegue la primavera.

El video es sobre una película que vale la pena ser vista por aquellos que creen en el destino de quienes nacieron para encontrarse y amarse, aunque no siempre sean rosas... y así y todo creen que lo volverían a repetir una y otra vez. Porque el amor es siempre un eterno resplandor.

jueves, 26 de noviembre de 2009

La Rolling Stone del día en que nací

El cálido 23 de noviembre de 1968, en un remoto hospital de la Patagonia resonaba mi llanto y en la marquecina de los kioscos la Rolling Stone mostraba a John y Yoko tan desnudos como yo en ese momento, que acababa de atravezar el universo, para nacer.






lunes, 9 de noviembre de 2009

a z u l e s t u r q u e s a s


Girar y girar
envuelto en tu cuerpo
de tu luz que da
azules turquezas...
El viento traerá de frío mi río
y los días van otoño invierno.
Una flor caerá desdibujándote,
no sabré explicar que amarte es esto.
Ya sabés mi amor, busco mi canción
sin querer me voy, sin mirar me voy.

(Letra de esta hermosa canción de Lisandro)

sábado, 31 de octubre de 2009

A la florcita que vive en mí




Después de una noche de pesadillas en las que los indignos se corporizan, dedico este video a la florcita que guardo en mí, a mi pequeña gigante, a la que caminó por el infierno, con su carita dulce, su mirada limpia, a esa que vuelve del pasado para recordarme de qué estoy hecha, a la que sigue detrás del viejo duraznero, alejándose del mal, que ríe sola bajo esa lluvia de petalitos blancos y sueña ... y espera.


"Tus canciones" es una bella creación de Lisandro Aristimuño, un jóven solista nacido en Viedma, Río Negro, que compone e interpreta su música fusionando en su estilo ritmos folklóricos, pop y efectos electrónicos.
Óleo de Guayasamín


JARDÍN OSCURO


Pudo contra su sangre.

Lengua asquerosa,

mirada filosa en la oscuridad.

Uña de vidrio.

Corola frágil.

Nadie que cuide a la flor.



lunes, 19 de octubre de 2009

El Eternauta

Dicen los que saben, esos llamados “teóricos”, que El Eternauta, de Héctor Germán Oesterheld, es tal vez el cómic más importante que se ha concebido en Hispanoamérica. La verdad es que no lo sé, sólo sé que es una gran metáfora acerca de la problemática social y política de latinoamérica en general y una radiografía de la historia argentina en particular, sólo sé que es mi historieta predilecta, que admiro a su creador y que siempre será mi libro más ajado, ese que a donde vaya llevaré conmigo al igual que su mensaje:

“Cuando ya no importa si se gana o se pierde, lo único que prevalece es la dignidad con la cual se presenta batalla”


Invierno porteño


Con música de Astor Piazzolla “ Invierno porteño” , a quienes nunca lo han leído les presento a El Eternauta.


La primer aparición de el Eternauta es en 1957 en la revista semanal Hora Cero, con los dibujos de Francisco Solano López. En su segunda época, 1959, El Eternauta es dibujado por Alberto Breccia, para la revista Gente. Pero el giro argumental directamente vinculado con la realidad política y social de la Argentina post-peronista, son las causas que interrumpen la historieta en la revista que se especializa en farándula . Luego, El Eternauta volverá a aparecer en la revista Skorpio, en 1976. Esta tercera etapa de la historieta, la cual es nuevamente dibujada por Solano López, reaparece en una Argentina totalmente diferente: La triple A, los grupos armados del Estado, la dictadura militar, los sueños truncados, juventudes detenidas, los desaparecidos. Oesterheld no ajeno a la realidad de su país y en su nueva condición de integrante de Los Montoneros, utiliza El Eternauta durante esa tercera etapa como instrumento de lucha popular. El relato, que antes estuvo estructurado como metáfora de la realidad, se convierte en un arma directa contra el régimen
En abril de 1977 Oesterheld es detenido. No demoran las torturas y ese silencio, el mismo silencio de muerte con que empieza El Eternauta. Desafortunadamente, y como muchos otros tantos que lucharon por lo que creían conveniente, Héctor Germán Oesterheld desaparece.
El calvario de Oesterheld no fue ni tan simple ni tan breve como estas palabras escritas en un blog, Hector Germán Oesterheld padeció el dolor más inmenso que puede existir, sus hijas fueron también apresadas, y asesinadas. Su nieto nació en cautiverio, y sólo gracias a su relación con un “piadoso” capellán de las fuerzas, el niño fue entregado a su abuela, esa fue tal vez la única y última sonrisa que Hector Germán pudo llevarse consigo.

domingo, 18 de octubre de 2009


Óleo de Guayasamín

MI MADRE

Mujer vasija,
matriz de arcilla,
blancura,
brazos de cuna,
pecho de nido,
manos de lumbre,
corteza,
agua tibia,
tostadas en la panera,
sol,
sonrisa,
aroma a piel dulce,
ruido de ollas,
mesa grande,
saciedad,
margaritas.

sábado, 17 de octubre de 2009


Óleo de Guayasamín


EN TARDES COMO ESTA

Afuera brilla el sol,
adentro llueve gris.

Contra el cerco florece el aromo amarillo,

sobre la mesa se mueren tus flores.

El sonido del reloj taladra mi mente en el silencio,

pero las horas no pasan.

La perra duerme en la puerta,

hocico con cola.

Se hace eterna esta tarde
en la que todas las sombras
se han metido en la casa.

jueves, 15 de octubre de 2009


Óleo de Anneris Erica Kondratas (una talentosa joven de nuestra Argentina, profesora y estudiante de Artes visuales). Mosaico azul

ANOCHE

Una bandada de mariposas nocturnas
brotó de entre nuestras sábanas.
No pensemos en nada...
La espuma del mar
humedeció mi sueño,
y desperté con tu aroma en la piel.
Hace tanto frío esta mañana.
Ántes de irte
dejame un beso caliente.
No pensemos en nada...




Este óleo pertenece al magnífico y eterno Guayasamín, uno de los mejores muralistas que ha dado nuestra América Latina (ecuatoriano)


YA NO ERA ÉL (así encontré a quien fue mi padre)

Salió corriendo,
tan de prisa iba la niña en su interior
que la mujer sintió que su cuerpo
era arrastrado por un torbellino
contenido durante años.
La sangre apenas le irrigaba
las manos pálidas y temblorosas.
El viento arenoso le cortaba la piel,
el cielo estaba gris y tajeado,
pero la pequeña avanzaba
desde dentro
imperturbable.
Nada la podría detener esta vez,
ni siquiera ella misma
que ya siendo mujer,
con los ojos asustados,
emprendía casi sin aliento
un largo camino que concluiría
más allá de la cementera de km 8.
Temblando en el interior del colectivo,
el olor agrio del petróleo
hundió a la mujer en sus recuerdos
y en un instante sus pies dejaron de tocar el piso.
Ya no había retorno,
era completamente pequeña otra vez.
A su derecha la figura de aquel galpón,
eterno y solitario en la cima,
desteñido por el paso del tiempo.
La niña, sentada en la butaca,
se materializaba más y más,
a medida que las ventanillas
le devolvían aquel paisaje antiguamente vivido.
Llevaba un vestido de hilo blanco,
tejido a crochet,
los soquetes cortos
y los zapatos negros no rozaban el suelo.
Todo era tan nítido, tan real….
como el antiguo pino que aún se inclina
sobre el tambo gris de don Yiyo,
allá arriba,
en ese monte,
donde el viento transforma a los árboles,
que osan crecer,
en manos dobladas y vencidas.
La mujer vio esa mañana ventosa,
hundir sus huellas por calles de piedra,
sin control sobre sus movimientos.
Llegó temblando,
con los zapatos empolvados,
tocó el timbre,
entonces el portón de hierro se destrabó
y poseída entró sin parpadear.
Alguien le señaló una habitación,
su respiración se cortó
y la sangre se le espesó,
hasta que cruzó aquel umbral.
Un frío y certero golpe
le ahuecó el pecho en seco.
Él estaba sobre la cama.
La niña cerró los ojos,
y se quedó inmóvil junto a la cabecera.
Tal vez la pequeña no quería mirarlo
o lo veía hacia dentro,
tal como lo recordaba,
iluminado por un retazo de sol
que bajaba del tragaluz
hasta su camisa blanca,
dormido,
joven,
hermoso,
fuera del tiempo y del espacio.
Porque en aquel rostro
no quedaban vestigios
que permitieran identificar
al que se esperaba encontrar.
Su boca… no era su boca,
esa estaba hundida,
como la de un anciano desdentado.
Su nariz … tan distinta,
sobre ese perfil afilado,
condenado al no regreso.
Su camisa,
ahora era sólo una gastada chomba de piqué,
verde claro,
con manchas de lavandina.

Todo huesos,
piel pálida,
amarillenta y finita.

Sus manos….tampoco eran sus manos,
esas eran horribles,
eran las manos de la raquítica muerte,
las uñas escamadas.
Su figura incompleta,
sin piernas,
mutilada,

ocupando poco espacio
sobre esa despintada cama de metal.
Sólo esa cicatriz de la juventud,
tatuada eternamente sobre su labio superior,
sólo ese lunar sobre la mejilla,
sólo la forma de las cejas,
a pesar de la blancura de un tiempo acelerado,
permitieron que la mujer,
reconociéndolo,
cayera de rodillas
junto a ese maltrecho camastro,
y descargara de una vez
toda esa pena salada
por tanto tiempo contenida.
Ante aquel llanto,
él abrió los ojos.
¡Sí! eran los suyos,
aunque sin brillo,
secos.

La mujer apenas se vio en ellos.
Él esbozó una desorientada mueca,
un intento de sonrisa apagada,
que sólo puso al descubierto
un par de encías desoladas,
con unos pocos trozos de dientes
destruidos y oscuros,
como esos días,
sin dudas los últimos,
en aquel alejado y polvoriento geriátrico.
-¿Quién es?- susurró
-Tu hija- le contestó la mujer.